Innovación Tecnológica: ¿un falso binomio?

La innovación orgánica

Desde hace un tiempo la mayor parte de las noticias relacionadas con la innovación vienen de la mano de los avances tecnológicos, hasta tal punto que desvincular el concepto “innovación” de cualquier aspecto tecnológico es hoy en día una labor ardua. Incluso los principales actores del sector, especialmente de empresas donde se da un I+D+i real, hablan de la innovación tecnológica sin tapujos. Quizás, en su caso, sea lo suyo pero parece que no haya nada más allá. Sino es tecnológica, no es innovación. Algo poco realista que no se ajusta a la realidad, pero sabemos que el sector, obligado a trasladar al mercado sus avances, utiliza los últimos avances como adalid para alinearse con las empresas mas avanzadas, más innovadoras. Ahora es la IA Generativa, antes el Bigdata, el anterior el Blockchain. Es fácil seguir el rastro.

Es indiscutible que el desarrollo de nuevas tecnologías, así como su puesta en marcha, han supuesto una mejora en la eficiencia de las organizaciones, procesos, costes y, en ocasiones, también en la generación  nuevos modelos de negocio. Pero lo que normalmente ocurre es que “una” empresa innova y los demás la “aplican” esa innovación en sus organizaciones. De ahí, a la generación de una innovación “derivada” dependerá de diversos factores, siendo uno de los principales la existencia de una cultura de empresa que tenga integrado en su ADN la innovación como eje estratégico que sea capaz de detectarla y promoverla.

Una mejora tecnológica puede dar lugar solo a eso, nada más, un efecto generador de mejoras en procesos, productos, etc, pero, para la creación de la anhelada innovación ya dependerá del alcance y la profundidad de la transformación y el valor que produzca. Es decir, la mejora por si sola no es innovación y la tecnología sigue este mismo patrón. Como apunta Peter Drucker la innovación no es solo cuestión de tecnología, sino de cómo se generan nuevos valores y oportunidades en el mercado. 

Luego, si la innovación tecnológica se centra unicamente en la incorporación de nuevas tecnologías, será difícil cazar al unicornio. Mientras, las demás formas de innovación abarcan numerosos aspectos organizativos, estratégicos, operativos, de modelo de negocio, de servicio y culturales. Por lo que es crucial que las empresas adopten una visión holística de la innovación, integrando múltiples enfoques para adaptarse a un entorno empresarial en constante cambio y satisfacer las demandas del mercado de manera efectiva.

De ahí que el papel de la Consultoría Estratégica, es factor externo, que puede dinamizar la innovación ya puede aportar ese binomio positivo entre la empresa y el mercado, y que permite detectar y potenciar, así como revelar y formar a las empresas para que puedan: vislumbrar lo que no están haciendo bien (detectar y analizar innovación latente), lo que se podría estar haciendo mejor (mejorar y potenciar), así como activar nuevas formar de generar esa innovación (desarrollar), para finalmente transformar las empresas en centros de innovación continua (transformar).

La innovación pasa de ser un concepto abstracto ( radical, disruptiva, incremental, etc. ) a ser algo más concreto, más sólido, un camino claro por recorrer. Y así es la iO (innovación Orgánica) de MFt.quest, donde la innovación deja de ser una aspiración para ser una mapa conocido de desarrollo e implementación de una innovación orgánica, que la convierte  en un proceso continuo, iterativo, que queda integrado en el ADN de la empresa, que deviene cultura e impregna cada decisión, en un proceso perpetuo de mejora continua.

En las próximas, desde MFt  iremos aproximando nuestra aportación. 

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